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Es una sana costumbre limpiar nuestro cutis por la mañana para eliminar las células muertas, y por la noche, para borrar los restos de maquillaje, polución, sudor y grasitud. Pero podemos dañar la piel sin querer, por asearla mal o hacerlo en exceso.
En ambos casos, el manto acido que nos protege de forma natural se altera y deja de protegernos.
La epidermis se vuelve más sensible y permeable, penetrando con mayor facilidad los agentes contaminantes e irritantes, pudiendo también ser mas vulnerable a factores internos como enfermedades, desequilibrios hormonales, envejecimiento de la piel en forma prematura o tratamientos médicos que dejan la piel desprotegida, reseca, áspera y sin elasticidad.
Pero la piel reacciona rápido a los cuidados que le prodigamos, y realizando la siguiente rutina diaria, con toques suaves y delicados estaremos reactivando su sensibilidad protectora.

1 - Limpiar con productos específicos
Pero teniendo en cuenta el tipo de cutis, siempre dentro de los límites de suavidad y "no agresión" para luego aclarar con agua fría o del tiempo. Esto evita desplazamientos de la piel que puedan exaltar los pliegues y los surcos.

2 - Tonificar
Da vivacidad a la piel y elimina los restos que hayan podido quedar del paso anterior. Se aplica dando pequeños toquecitos.

3 - Hidratar
De día, cremas que aportan protección y refrescan, luego de noche para que la piel se relaje y se regenere.

4 - mascarilla nutritiva
Una o dos veces a la semana, para enriquecer la piel.

5 - Exfoliacion
Deja la piel magníficamente suave, radiante y preparada para los tratamientos faciales, pero si se tiene la piel muy sensibilizada es desaconsejable su uso, y se deberá consultar a un especialista.
Siguiendo estos simples y efectivos rituales de belleza, la piel retornará a su tersura natural, radiante y hermosa.